También la lluvia
- Victoria Berasaluce Guerra
- 12 jun 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 2 jul 2021
Dentro del grupo de películas que nos impresiona por su crudeza y verdad, está También la lluvia. Esta historia dirigida por la española Icíar Bollaín en el 2010 no solo se enfoca en la producción de una película de bajo presupuesto que quiere contar la historia de la llegada de los españoles a América, sino que al mismo tiempo deja a simple vista cómo las injusticias de aquel entonces todavía se reproducen hoy en día. Como lo indica su título, una problemática que será central para el desencadenamiento de la acción es la constante lucha por el agua en Bolivia, sitio donde toma lugar la filmación.
Si bien eran los taínos y no los quechua, y era el Caribe y no Cochabamba donde llegaron los españoles por primera vez, los paralelismos entre opresión y desigualdad funcionan demasiado bien.
También la lluvia cuenta con actuaciones estelares de Gael García Bernal, Luis Tosar y Karra Elejalde. Con prisa por terminar una película en medio de un escenario de malestar social en escalada, los actores que encarnan a los conquistadores les hablan a los nativos, sin sospechar que sus palabras resuenan en las personas verdaderas que están del otro lado. Una muralla pareciera separarlos de la realidad que los rodea, no pueden ver cómo el mismo sistema que hizo posible la conquista de aquella época, sigue atosigando a las poblaciones más vulnerables, privándolos del bien más preciado para la vida: el agua.
A medida que avanza la trama, conocemos a Daniel y su familia. Nativo de Bolivia, Daniel destaca entre las multitudes por su capacidad de liderar sin miedo y comprometerse con los reclamos de su pueblo. Mientras Daniel accede a trabajar en la película, no dejará de lado ni sus incentivos ni su involucramiento en las protestas de su país.
La escena favorita de Bollaín es cuando Sebastián, el director de la película encarnado por Gael García Bernal, se desespera porque las mujeres no quieren simular ahogar a sus niños en el río. No pueden ni imaginar lo que sintieron y sufrieron aquellas mujeres del pasado que han sido olvidadas por la historia. El personaje de Sebastián sigue un camino obsesivo por retratar los crónicas de Bartolomé de las Casas, quizá porque siente que el mundo tiene que conocer a estas figuras y no relegarlas a las sombras.
Los espectadores pueden percibir cuan terrible fue lo que documentó de las Casas tan solo con seguir su imaginación. Niños ahogados y nativos devorados por perros son escenas digna del Infierno de Dante, pero fueron reales en el círculo de nuestra existencia.
Aplaudo esta película no solo porque se anima a trabajar sobre la impotencia y la lucha social, también ofrece un análisis dual de la situación actual: cómo las injusticias que forjaron el destino de varios pueblos en Latinoamérica siguen haciendo mella en muchos aspectos. También destaco cómo la directora expuso la hipocresía de los que están del otro lado, los que se sienten a salvo y no deben mendigar el agua; al mismo tiempo que muestra a las figuras que no se desentienden de los problemas y eligen ayudar a impulsar los cambios necesarios.
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