Quién no
- Victoria Berasaluce Guerra
- 9 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 7 jul 2021
“Entonces lloró, y ese llanto le dio un alivio que juzgó obsceno”.
Claudia Piñeiro introduce en su obra de cuentos cortos Quién no la intrusión de desequilibrios en nuestra cotidianeidad. Si bien hay una identificación con el mundo de lo argentino, la esencia de sus historias bien puede resonar en otros contextos.
Galardonada con el Premio Clarín de Novela 2005, el Premio LiBeraturpreis 2010, Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2010 y el XII Premio Rosalía de Castro del PEN; Claudia Piñeiro ha logrado establecer su marca en el mundo de la literatura hispanohablante y se erige como una de las autoras argentinas más reconocidas de su tiempo.
Su activismo a través de la escritura genera personajes interesantes, muchas veces ligados al mundo editorial o portavoces indirectos de temas todavía en discusión como el aborto.
Las verdades en sus historias permutan todo sentido de lectura posterior, desenmascarando a los impostores, a aquellos que buscan olvidar momentáneamente y fingir felicidad, o reproducir su vida en lugares distintos. Además de las máscaras de los impostores, la violencia es un factor clave para entender los cuentos de Quién no.
Es una violencia que “arrasa con los estamentos de esta sociedad”, que se refleja en la cultura argentina, a veces de manera encubierta, pero que siempre encuentra la manera de estallar. Es esta furia incontrolable la que muchas veces guía a los personajes a venganzas planificadas o impulsivas que se apoderan de la situación.
“Lo que largó su hermana fue al balde de las gallinas. Ella vio a su abuela sacárselo a su hermana, por eso sabe cómo hacer con su hija: clavar la aguja, esperar, los gritos, los dolores de vientre, la sangre, y después juntar lo que salió en el balde y tirarlo a las gallinas. Ella aprendió viendo a su abuela. Y así lo hizo hoy, igual que como se acordaba”.
Disfruté cómo la autora utilizó para empezar uno de sus cuentos, “La madre de Mariano Osorno”, la técnica de lo que pudo ser pero no fue, haciendo que el lector desconfíe de la palabra escrita y jugando con su necesidad de establecer hipótesis y esclarecer enigmas.
La culpa y el alivio se inmiscuyen en la vida de varios de sus personajes para ponerlos a prueba en su equilibrio personal, como sucede en “Lo de papá” o en “Ojos azules detrás del voile”. Asimismo, la mesura debe encontrar su lugar entre la resignación material y los vínculos interpersonales ante la visión de una sociedad que juzga. Uno se deleita con la lectura de Piñeiro porque destacan aquellos que se salen del estándar súbitamente y eso genera un quiebre en lo esperable.
Quién no es un texto que nos invita a ponderar sobre el hecho de que nadie está exento de dar pasos en falso. Todo aquello que nos hace humanos constituye el ingrediente para la narrativa dinámica y atractiva de Claudia Piñeiro.
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