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Extraños lugares que conoces

Leandro Elrich nos invita a visitar un mundo donde los límites se desdibujan y las apariencias toman las riendas en su muestra Liminal.


Ver reflejada la ciudad a lo largo del cordón de la calle o tener la ilusión de caminar tranquilamente por el suelo de una piscina. Nada es imposible en el mundo que desvela Elrich ante nuestros ojos. El engaño de las percepciones juega de forma macabra para desafiarnos mientras recorremos sus obras. Como su nombre lo indica, la muestra Liminal nos propone pararnos en el umbral de dos espacios, entre la ficción juguetona y la realidad palpable.


Ensimismados por el espíritu lúdico de las instalaciones, los visitantes aspiran a tocar y descomponer nubes con sus manos o ser trasladados a un aula. La exposición de Elrich en el Malba de Buenos Aires se perfila como un arte al alcance de todos y te hace sentir como un niño buscando el truco de magia.


El artista recrea espacios compartidos y nos otorga la oportunidad de espiar a través de mirillas la vida cotidiana con la cual sentimos afinidad y familiaridad. Sin embargo, es al mismo tiempo un tipo de arte que busca descolocar al observador y desafiar sus instintos. Las leyes no aplican en las dimensiones que manufactura Elrich y la obra necesita de su colaborador, el visitante, para cobrar sentido y ser experimentada. Sin espectador, la obra queda incompleta de modo que necesita una interacción humana.


Sin duda no dejaré de seguir su producción en los tiempos venideros, quizá osaré decir que incluso ha ganado un espacio en mi imaginación.

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