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Doctora jeckyll y señora hyde

Nilda Barba formula preguntas para acceder a la poesía desde un costado poco convencional.


 

El libro de poemas de Nilda Barba parte de un punto de inflexión donde se deben congelar los sentimientos. Su título alude a la célebre obra de Robert Louis Stevenson donde conviven dos personalidades en el mismo cuerpo, solo que esta vez la historia se concentra en la mujer y su rol, desbancando el clásico canon masculino.


Doctora jeckyll y señora hyde se estructura en cinco partes, empezando por “desnace”, el retroceso en lugar del crecimiento; luego sigue por “marcas de tiza”, “charcos los zapatos”, “nadie en las arenas” y “ya me voy”.

La queja de querer crecer es censurada por una autoridad que comanda y una voz saturada, enterrada, que debe aguantar ese mandato. El rol de la mujer se restringe a aquello que ha sido inculcado de memoria: “las nenas no pueden / se equivocan / de memoria sabe / las nenas no”.

El crecimiento es entonces acompañado por la pérdida de la fantasía. De lejos, los padres miran y un pronombre masculino es el que sabe qué es lo mejor para nosotras, aunque no viva en nuestra piel.

Los personajes de Nilda Barba no parecen buscar su amor propio porque han sido condicionadas a buscar el ajeno, a complacer viejas estructuras solidificadas. Lo que parece un diálogo es en realidad un reto unidireccional que genera que aquellas niñas no cuestionen lo que están haciendo: “no pares / no pares / no pienses / trabajá / no pares”.


¿Cómo catalogar el paso de la inocencia a la adultez? La autora esquiva ese pasaje y fusiona ambos momentos en la “inocencia adulta”, transgrediendo de esta forma el concepto mismo del tiempo.

Audaz, su postura se deslinda entre el sermón, el dolor, y la alegre libertad. La disociación de palabras pasa a encarnar la disociación de personalidades: efectos que se contraponen sobre el proceso de crecer. La tela no se rasga, sino que se estira, la figura se amolda para dar lugar a un nuevo monstruo. Súcubo engendrado a partir de la represión, el corsé que castiga la cadera, la sonrisa difícil y forzada.


Se refrenan los pensamientos, se repiten las obligaciones y se desnace revirtiendo los procesos naturales del cuerpo. La inocencia adulta “ensaya el salto / fuera del tiempo”, es la mirada de admiración por la madre, por la mujer madura (como la pequeña Claudia en la novela de Anne Rice, Entrevista con el vampiro).

La niña deviene bestia. La belleza se vuelve potencial y exponencial en ella. Las hijas heredan la aguja y con esta tejen la apariencia, el crimen perfecto.


Siempre esconden una cara, un mismo secreto que se murmura en la oreja, el secreto de la adultez. El tutú rosa pretende disimular lo que ya se sabe, y suspiros entre los poemas pueden estallar de un momento a otro. Ahogada entre mariposas y ruedos, la niña se desespera por crecer, por liberarse y darse a conocer como mujer mayor y seductora.


Doctora jeckyll y señora hyde representa el cisma que se cierne sobre las muchachas que se hacen mujeres, que deben mostrarse hacia el exterior y al mismo tiempo aprender a llevar sus pulsiones internas. Nilda Barba emplea a la poesía como única forma de canalizar todo aquello que no encuentra otra salida.

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